Dentro de mi práctica deportiva, de la cual forman parte veintinueve maratones que he finalizado, quiero compartir la experiencia que viví en la que conseguí mi mejor marca personal …por ahora, gracias a las visualizaciones.

Corría el kilómetro 32, y en mi mente llevaba varios minutos rondándome la idea de abandonar, mis piernas las sentía pesadas, mi braceo lo percibía como descoordinado, mi boca abierta buscaba bocanadas de aire, la sensación sobre mi piel era de un calor sofocante, todas las percepciones de mi cuerpo me trasladaban mensajes negativos. Sí, estaba en el famoso muro al que todo maratoniano se enfrenta, ese mismo que tantas otras veces ya había franqueado, pero que en esta ocasión lo estaba afrontando en medio de una conversación interior conmigo mismo, mientras buscaba cruzar mi mirada con alguna de las personas que nos animaban a lo largo de las calles que iba atravesando, esperando cualquier gesto de ánimo como recarga para impulsar nuevas zancadas.correr

De improviso atravesé el cartel que marcaba el kilómetro 33, miré mi reloj y lo pulsé, para que el cronómetro marcara el tiempo de paso de esos 1.000 metros, fui consciente que fueron lentos, pero si mantenía ese mismo ritmo en los 9 kilómetros que me faltaban, tenía a mi alcance hacer mi mejor marca histórica, esa reflexión fué el punto de inflexión de mi propia sensación interior, a raíz de ahí decidí concentrarme en ese mensaje positivo, dejar de pensar en el cansancio, y olvidar la idea del abandono. Mi ritmo de la primera parte de la maratón había sido excesivamente rápido y consecuencia de ello el cansancio me abordó antes que en otras ocasiones, pero debía ser capaz de administrar la distancia que me restaba y las fuerzas que aún tenía.

correr.1Desde que crucé la línea de esos 33.000 metros, hasta cumplir los 42.195 del recorrido, mi mente fue visualizando una escena constante, casi en imagen fija: la de mi mismo afrontando la recta final de la maratón, viendo el cartel de meta, oyendo los gritos y aplausos del público que abarrotaba el espacio limitado por las vallas que marcaban el último kilómetro, incluso mi cuerpo fue capaz de sentir el escalofrío de la emoción de haber vuelto a conseguir el íntimo reto que es cada una de las maratones que he afrontado y finalizado.

Mi cabeza y mi atención se agarraron a esa visualización, el cansancio de mi cuerpo continuaba, pero los pensamientos negativos fueron desapareciendo al mismo ritmo que una nueva ligereza me impulsó, hasta que me descubrí en la realidad de la recta de meta, logrando aquella marca personal histórica que me satisfizo, pero que, desde entonces, sueño con volver a batir.

Todo lo que se logra, previamente se sueña, el género humano no ha creado nada que no haya sido capaz de trabajar con las visualizaciones antes.

Aquella experiencia me descubrió la potencia de utilizar las visualizaciones mentales para conseguir objetivos y retos en las prácticas de cualquier actividad de la vida, ya sea en terrenos deportivos o en prácticas profesionales y laborales.visualizaciones

La imagen vívida de nuestro éxito enfocará a nuestro cerebro al 100% para llegar a él.

La potencia de las visualizaciones radica en que enfocan nuestro cerebro para hacer reales lo que trabajamos en ellas. Igual que dentro del coaching ontológico decimos que el lenguaje crea realidad, a través de sus diferentes actos (afirmaciones, declaraciones, peticiones, ofertas y promesas) verbalizando las cosas que queremos que sucedan, con las que estamos comprometidos y con las que nos sentimos retados; las visualizaciones, con el debido entrenamiento, nos acercan a nuestros objetivos en el terreno real.

Dan Millman era un prometedor gimnasta estadounidense de los primeros años 80’s del siglo pasado, que tenía todos su sueños y ambiciones deportivas puestos en el foco de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984, y en medio de su preparación sufrió un aparatoso accidente de moto, en el que se fracturó su pierna derecha por 40 partes; los médicos le informaron que su vida quedaría marcada por las importantes secuelas físicas con que su cuerpo quedó señalado y que la práctica deportiva sería limitada en el futuro.

Millman.1Pero a pesar de todo lo ocurrido, Dan Millman no se rindió. Afrontó su recuperación en dos planos, por una parte se ejercitó físicamente, con constancia, esfuerzo y sacrificio; pero además se visualizaba a sí mismo, a diario, realizando su ejercicio magistralmente. En sus visualizaciones se veía ganador del oro olímpico, recibiendo su título sobre el pódium, siendo aclamado por el público y levantando sus brazos al aire, en símbolo de victoria …¡su victoria!.

La imagen vívida de nuestro éxito enfocará a nuestro cerebro al 100% para llegar a él.

Y esa visualización se hizo realidad, Dan Millman no se rindió, superó todas las adversidades y persiguió con ahincó el foco que trabajaba a diario, tanto físicamente, como mentalmente, proclamándose campeón olímpico al realizar un ejercicio en anillas que rozó la perfección. Posteriormente ha escrito varios libros, siendo su obra más reconocida “El Camino del Guerrero Pacífico” basada en su propia experiencia personal, en la que llega a reconocer que aquel accidente, en cierta forma, le cambió su vida, para mejor, haciéndole descubrir la potencia de las visualizaciones y el esfuerzo.

Todo lo que se logra, previamente se sueña, el género humano no ha creado nada que no haya sido capaz de visualizar antes.

Hay recientes investigaciones que han demostrado que la visualización mental de uno mismo realizando cualquier actividad, deja en el cerebro los mismos registros que la práctica real de esa actividad, a partir de aquí lo que necesitamos son unas buenas dosis de imaginación y concentración, y el hábito de incorporar las visualizaciones a nuestro quehacer diario o periódico.visualizaciones.1

A la hora de realizar esas visualizaciones debemos aislarnos en un lugar tranquilo; ajenos a posibles interrupciones, en silencio y poca luz, buscando primero la propia relajación, con los ojos cerrados, sintiendo cada uno de nuestros músculos, siendo conscientes de cada parte de nuestro propio cuerpo, viajando con nuestra imaginación a un lugar donde nos sintamos cómodos y a gusto, dejando que nuestros sentidos identifiquen las cosas que suceden en ese lugar: el olor a sal, si estamos en un entorno marino, quizás el sol incidiendo sobre nuestra piel, sintiendo el ruido de las olas, percibiendo el revoloteo de las gaviotas, etc… Cuantos más de nuestros sentidos utilicemos, mejor será nuestro entrenamiento.

Imaginación y concentración nos ayudarán al trabajar las visualizaciones.

Una vez que hayamos conseguido situarnos en nuestro escenario visualizado, pasaremos a realizar mentalmente la actividad que queremos entrenar: podría ser la bajada de un esquiador en un trazado recorriendo cada una de las fases de su movimiento para conseguir acelerar en cada puerta, superando figuras y obstáculos, o quizás el “swing” de un jugador de golf o el golpe de revés de un tenista, pero también aquella entrevista de trabajo que tenemos pendiente o una ponencia a realizar ante cientos de personas.

visualizaciones.2La visualización mental, como cualquier práctica, para obtener buenos resultados no basta con realizarla una vez, sino, como hizo Dan Millman, convertirla en una rutina de nuestra actividad, repitiéndola cuantas más veces mejor, para que nuestro cerebro memorice esas acciones y a la hora de la practica real nuestro subconsciente estará entrenado y la probabilidad del éxito se incremente.

“…el mejor modo de preveer el futuro es inventarlo.”

Naturalmente la utilidad de la técnica de las visualizaciones tiene que ver con fijar nuestros objetivos e incrementar las posibilidades de alcanzarlos, por ello debemos visualizarnos consiguiendo nuestras metas. La imagen vivida -mentalmente- de nuestro éxito enfocará nuestro cerebro al 100% para llegar hasta él.

La visualización positiva nos acerca a nuestros objetivos y al éxito, en contraposición al efecto de la visualización negativa, a similitud de lo que muy bien identificó Timothy Gallwey al presentarnos al “Yo narrador nº 1”ó “crítico interior” en su conocida obra “El juego interior del tenis”; si nos torturamos sobre cómo vamos a hacer las cosas mal, las posibilidades de que finalmente lo hagamos mal se incrementan exponencialmente.

Las visualizaciones y las afirmaciones positivas conectadas al presente te acercan al éxito, pero hay otro componente imprescindible: la emoción, mientras visualizas y verbalizas tus afirmaciones es absolutamente necesario que sientas como si ya fueses, o hicieses, lo que estás visualizando; la emoción es energía y absolutamente necesaria en tu puesta en acción para conseguir tu objetivo.visualiza el éxito

Las visualizaciones es una de las técnicas más eficaces de la psicología aplicada para mejorar el rendimiento de deportistas, empresarios, ejecutivos y de cualquier persona que desea optimizar el máximo rendimiento de sus habilidades y el coaching las utiliza con éxito, poniéndolas a disposición de los coachees en busca de sus objetivos y retos, con compromiso, marcados a su alcance, pero fuera de su caja confort.

Podemos decir que la visualización es el principio de la creación. Primero tú imaginas lo que deseas y deseas lo que imaginas, para, al final, crear lo que deseas.

Porque tal como dijo Francis Ford Coppola: “…el mejor modo de preveer el futuro es inventarlo.”