El conocido guión de Reginald Rose de “Doce hombres sin piedad”, estrenado en el filme dirigido por Sidney Lumet, en 1954, llevado al teatro diez años más tarde, refleja la lucha de uno de los jurados para convencer al resto de sus once compañeros de tribunal, de la iEl individuo frente a las masasnocencia del acusado al que se juzgaba, hasta finalmente conseguirlo. Sin duda, muy emocionante en todo su desarrollo y en su desenlace.

“Sólo trato de exponer una duda razonable”.
(jurado nº 8 en “Doce hombres sin piedad”)

El personaje interpretado por José María Rodero, en una de las más conocidas secuelas televisivas de esta obra, no se amilanó ante la opinión mayoritaria, fue capaz de argumentar, ganar apoyos para su tesis y convencer. Pero …¿y si en lugar de estar rodeado de un colectivo de once personas, lo hubiera estado de cien, de mil o de decenas de miles?.

El individuo frente a las masasA mitad de la década de los años 50’s del siglo pasado, el psicólogo Salomon Asch desarrolló un experimento para probar como la presión ejercida por una mayoría de personas, frente a un sujeto, podría influir en el juicio y comportamiento de éste, hasta hacerle variar su propia opinión o decisión.

El individuo frente a las masasEl experimento consistía en mostrar una tarjeta con una línea impresa en ella, a un grupo compuesto por varias personas, para a continuación mostrarles otra tarjeta en la cual aparecían tres líneas impresas, cada una señalada con una etiqueta diferente (a, b y c); solicitando a cada participante que indicara cuál de las líneas marcadas como a, b o c, coincidía, en su longitud, con la línea mostrada en la primera tarjeta.

“La sociedad es siempre una unidad dinámica de dos factores: minorías y masas”. (José Ortega y Gasset).

El sencillo planteamiento, tenía una perversión dentro de él, pues solamente una persona respondía en conciencia a lo que se le preguntaba, todos los demás realizaban sus respuestas siguiendo las indicaciones de Salomon Asch. Al principio el ‘único participante’ se sentía cómodo y confiado, pues sus respuestas, dadas con seguridad, coincidían con las del resto de quienes creía sus compañeros, pero según sus respuestas fueron siendo totalmente contrarias a las de quienes le rodeaban, le invadía, primero la incredulidad, luego el enfado y la ira, antes de llegar a la dudapara finalmente, en un elevado porcentaje de “los únicos participantes”, dar la respuesta incorrecta, aceptando la opinión del colectivo.El individuo frente a las masas

Solomon Asch pensaba que la mayoría de las personas sujetas a su experimento no se conformarían con algo obviamente erróneo, pero los resultados obtenidos demostraron que un alto número de participantes optaron por la respuesta incorrecta, sucumbiendo a la opinión de la mayoría.

“Nuestras decisiones son totalmente irracionales por diversos motivos, uno de ellos cuando actuamos bajo la influencia del grupo”.

Buceando en nuestros propios recuerdos podemos encontrar algún caso en el que nuestra propia opinión, la hayamos plegado a un sesgo o planteamiento mayoritario que no compartíamos, quizás pueda haber sido en un círculo de amistades o con compañeros de trabajo, en temas de no excesiva importancia, pero quizás también haya podido suceder en temas de mayor importancia e incluso esenciales para determinados momentos.

El individuo frente a las masasLa diatriba entre optar por la comodidad y aceptar la situación que se nos plantea, más allá de lo que nosotros mismos pensemos, o exponer el propio argumento, aun siendo totalmente minoritario, y defender nuestro criterio, con las dificultades que ello lleva añadidas, e incluso incomodidad, es una decisión absolutamente personal, en la que no hay aciertos o fallos, ni verdades, ni mentiras, pero es una reflexión que, cada uno nos debemos dar a nosotros mismos… ¡haz lo que entiendas, lo que sientas, lo que decidas!, pero hazlo de forma consciente y de acuerdo a ti mismo.

«El caso es que resulta muy cómodo ser parte de la multitud. El anónimato de la masa nos exonera de culpa y la conciencia descansa tranquila”. (Adam Smith)

José Ortega y Gasset describió, con tino, uno de los cambios sociales más importantes del siglo XX, en su libro “La rebelión de las masas”, donde decía que “…el hombre masa, sintiéndose vulgar, reclama con orgullo su derecho a la vulgaridad. El hombre masa es aquel que se reconoce ‘como todo el mundo’ y, sin embargo, eso no lo provoca angustia”.El individuo frente a las masas

La muchedumbre, de pronto se ha hecho visible, se ha instalado en los lugares preferentes de la sociedad. Antes, sí existía inadvertida, ocupaba el fondo del escenario social; ahora se ha adelantado a las baterías, es ella el personaje principal.

Si optas por priorizar la comodidad y no perturbar el “status quo” será tan acertado, como si entiendes que debes marcar los propios límites de tu posición, con las consecuencias que ello te pueda generar, pero de lo que se trata es que una cosa, o la otra, la hagas desde el convencimiento y la propia aceptación.

Es tu vida y tu eliges como, al margen de como ser reconocido y recordado, quieres vivir tu presente. ¡Se activo a la hora de tomar esa decisión!.

Artículo publicado en @elespanolcom el 14/03/2018: https://www.elespanol.com/blog_del_suscriptor/opinion/20180314/individuo-frente-masas/292040794_7.html