Nada retroalimenta más que el éxito. En muchas ocasiones se buscan fórmulas para acercarnos a él y en otros momentos es él quien nos sorprende, haciéndonos conscientes de que lo importante es mantener las cosas que nos llevaron hasta el éxito, evolucionando en lo necesario, pero conservando la esencia de la fórmula que nos llevó hasta él.

En mi vida como directivo he tenido diversos cambios de función según las necesidades de las empresas en las que trabajé. Uno de ellos me supuso un importante salto, al asumir una unidad mucho más grande, e importante, que las que hasta entonces había dirigido, tanto en volumen de negocio, como en cuanto al número de integrantes del equipo humano que se ponía a mi cargo.

Equipos de éxitoFuí consciente del reto que se planteaba ante mí y no quise perder la oportunidad, poniendo todo el esfuerzo del que era capaz en ese momento, tanto en lo cualitativo, como en lo cuantitativo, empezando por entrevistarme, uno a uno, con todas las personas que componían aquel equipo, acercándome a cada uno de ellos, escuchando como se sentían y que esperaban del nuevo tiempo que se abría, tanto a nivel individual, como colectivo.

Equipos de éxitoTrabajamos mucho, pero al poco tiempo, en menos de un año, los resultados acompañaron el esfuerzo hecho y el grupo se fue reconociendo a sí mismo como un equipo de éxito: cumplíamos los objetivos de forma más que adecuada y el ambiente laboral mejoró de una forma sustancial, buscando momentos, fuera de la jornada laboral, para compartir en grupo, bien almuerzos, bien actividades deportivas o simplemente unas «raciones», con unas «cañas», los viernes para poner fin a la semana de trabajo.

«La empresa exitosa es aquella en la que la gente quiere estar». (Luis Carchak)

En aquel momento lo que más me sorprendió a mi mismo fue como se desarrolló, a nivel colectivo, el “orgullo de pertenenciaen ese grupo, que se identificaba, en comparación a otros similares, como “diferente”, tanto en lo que se conseguía y por “como” se conseguía.

Equipos de éxitoAl inicio del segundo año de mi gestión en esa unidad, recibí la llamada de mi superior jerárquico, comunicándome la incorporación de una persona, sin que su llegada llevara implícita la salida de ninguno de mis colaboradores, pero aún así, intenté evitarlo porque no me convencía alguno de sus antecedentes, hasta que mi interlocutor me explicó que no podía negarme, porque esa persona deseaba trabajar en mi grupo y su cercanía con la “alta dirección” de la empresa hacía marginal mi opinión al respecto.

La realidad es que esta persona se incorporó muy bien, tuve una conversación con ella en la que le expliqué mi percepción real sobre su llegada, pero ello no condicionó su prestación y se ganó por si misma el acogimiento por el resto del grupo y por mí. Hasta el extremo de que muchos años después continuamos manteniendo una gran amistad personal.

Las personas que se sienten satisfechas de sí mismas obtienen buenos resultados.

Pero lo importante de este ejemplo es como, en menos de un año, aquel equipo, fue capaz de exportar la imagen de equipo de éxito, mejorando el clima laboral en él, pero también haciéndolo visible hacia fuera, lo cual estuvo en el origen de que diferentes personas se quisieran incorporar a él.

¿Sobre que cosas supimos construir aquel “equipo de éxito”?.

En las posteriores responsabilidades que fuí teniendo después de aquella experiencia, utilicé la reflexión sobre aquel caso, volviendo a conseguir convertir otros grupos en “equipos de éxito”, y los puntos más importantes que identifiqué fueron los siguientes:

  1. Identificar un “Objetivo” claro. Planificación.Equipos de éxito
  2. Definir los “roles” dentro del equipo, con compromiso.
  3. Respeto mutuo y visión común.
  4. Gestión global de equipo. Ambiente de confianza.
  5. Comunicación.
  6. Gestionar las expectativas y necesidades de cada miembro del equipo.
  7. Trabajo en equipo, desarrollando el “orgullo de pertenencia”, para que cada miembro se sienta parte esencial de un todo.
  8. Propiciar el buen ambiente de trabajo, con transparencia y equidistancia.

El mejor minuto del día es el que invierto en mi personal.

En aquellos tiempos utilicé un libro que me sirvió de guía en mi día a día, se titula “El ejecutivo al minuto”, de Kenneth Blanchard y Spencer Johnson, en el cual se recomendaba ejercer el liderazgo “en un minuto”, tanto a la hora de plantear objetivos, que deben ser breves y claEquipos de éxitoros, cuyos informes escritos sobre su evolución no deberían pasar de 250 palabras en un folio, como a la hora de reconocer el trabajo bien hecho, como de corregir las cosas que no funcionen adecuadamente, pero con la premisa de que una cosa y la otra, se realicen en el momento que sucedan; ya que nada es tan desconcertante para quien recibe una corrección, o reprimenda, que ésta esté alejada del momento temporal que la causó.

Aquella forma de hacer me llevó a reconocerme en uno de los escenarios que se describían en ese libro, cuando “el ejecutivo al minuto” que lo protagonizaba se dirigía a su interlocutor diciéndole: “si quiere saber realmente que tipo de ejecutivo soy, lo mejor será que hable con mis colaboradores”, y efectivamente los miembros de aquel “equipo de éxito” fueron mis mejores prescriptores hacia el exterior, pero mi gran suerte fue contar con aquellas personas y que se sintieran parte orgullosa de aquel equipo.

“Si quiere saber realmente que tipo de ejecutivo soy, lo mejor será que hable con mis colaboradores”.

Equipos de éxitoEn mi experiencia, y si tuviera que resumir en dos ingredientes esenciales lo que está en la esencia de los “equipos de éxito”, diría que “confianza” y “compromiso”. Todo lo que facilite incrementar estos dos componentes, acercará el éxito al grupo en el que se implemente, produciendo un cambio transformacional total. Cualquier empresa está compuesta de personas y todo lo que sea confiar en las personas, entrenándolas y ayudándolas a su desarrollo, remará a favor del éxito del colectiEquipos de éxitovo y ese es el reto de un verdadero líder, implicando e inspirando a su equipo para lograr grandes resultados.

El éxito de cualquier proyecto empresarial pasará por poner el “foco” en dos colectivos esenciales: por un lado los clientes, a los que hay que tener satisfechos del servicio que les prestamos, pero también los colaboradores y personas que compongan el equipo de trabajo, cuanto más satisfechos estén éstos, mas valor añadido serán capaces de generar para la empresa, por la que la gestión de personas es una parte determinante del éxito de las empresas.Equipos de éxito

El éxito se retroalimenta.

Quienes apliquen políticas cortoplacistas, que intenten maximizar el beneficio mas allá de la visión del proyecto a largo plazo, están condenadas a fracasar, y las nuevas teorías en la gestión de empresas que nos llegan desde EE.UU. o Japón, ponen el foco en fidelizar a las personas que componen cada empresa, justo lo que ocurrió en Europa hace unas décadas y que ahora, parece haber caído en desuso.

Ejemplos en la gestión de personas como los que suponen Google, Facebook, Netflix, Dropbox o LinkedIn, demuestran como se consiguen “Equipos de éxito” y marcan el camino del futuro, que no es otra cosa que las buenas practicas ya realizadas en el pasado, y que, ahora, parecen sacrificadas en Europa, inmoladas en el altar de la crisis.

Artículo publicado en @elespanolcom el 29/06/2017: http://www.elespanol.com/blog_del_suscriptor/opinion/20170627/227047297_7.html