La escena inicial de la película “Mejor imposible” con el personaje de Melvin, interpretado por Jack Nicholson, dando la vuelta hasta cinco veces a cada una de las dos cerraduras de la puerta de su vivienda, un momento antes de encender y apagar el interruptor de la luz de su entrada otras cinco veces, para volver a hacer lo mismo con el del cuarto de baño, tirar a la basura los guantes con los que se ha sometido a su paseo diario por las calles de su ciudad, y lavarse las manos de forma compulsiva con un jabón que solo usa en una ocasión, elegido y extraído de un armario de baño donde más de otros treinta y dos, perfectamente ordenados y alineados, esperan su turno, escenifican, con una nota de humor, comportamientos que podrían ser considerados dentro de los denominados “Trastornos obsesivos compulsivos”, conocidos como “TOC”.
El “TOC” se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones o rituales.
El “TOC” se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones o rituales, siendo el trastorno mental más frecuente tras la depresión, el abuso de sustancias estimulantes y la fobia social.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) lo considera como la décima causa médica responsable, en mayor frecuencia, de deterioros personales, calculándose que más de cien de millones de personas lo padecen, lo que supone más del uno por ciento de los habitantes del mundo (1,28% sobre los siete mil setecientos sesenta y un millones que lo poblamos hoy), aunque en España se calcula que el porcentaje de afectados es del 2,5% sobre nuestra población, alcanzando el millón de personas.
En España hay un millón de personas afectadas por ‘Trastornos Obsesivos Compulsivos’, lo que supone el 2,5% de la población.
El tipo de pensamiento que se termina por convertir en raíz de obsesiones y compulsiones no es exclusivo de las personas con ‘TOC’, ya que esos pensamientos pueden aflorar a todo el mundo, lo que los termina por convertir en problema es prestarles demasiada atención y comenzar a armar una estrategia para eliminarlos de nuestra mente, es ahí cuando pueden aparecer hábitos que terminan por constituirse en rituales, como comprobar que cerramos bien la puerta o hemos dejado las llaves del coche donde siempre solemos. A partir de ese momento aumenta la probabilidad que el mismo pensamiento reaparezca y tengamos la necesidad de volver a comprobar si las llaves están donde deben y la puerta cerrada; si el ciclo se repite el pensamiento se habrá convertido en obsesión y las acciones para su control, en compulsión. Será ahí cuando esos pensamientos merezcan la calificación de recurrentes e intrusivos.
La obra de teatro ‘Toc-Toc‘, de gran éxito en la cartelera durante más de once temporadas y aún vigente, presenta en escena varios casos de “Trastornos Obsesivos Compulsivos” construyendo una comedia, aunque cada caso en sí mismo supone un problema, para quien lo padece.
“En el siglo XIX, médicos franceses publicaron estudios sobre el TOC, calificándole como la ‘folie de doute’ (la locura de la duda)”
Las obsesiones desencadenadas a partir de esos pensamientos recurrentes intrusivos se pueden clasificar en varios tipos: temores (a contaminarse, enfermarse, ante suciedad o insectos, etc); idea sobre el orden (simetría, números pares o impares, exactitud, etc) ; dudas (necesidad de comprobación permanente sobre diferentes cuestiones); acumular (necesidad excesiva de no desprenderse de nada); hipocondria y cibercondria (preocupación constante y angustiosa por la salud). Esta lista no pretende ser exhaustiva y existen otras obsesiones relacionadas con perder el control, las religiones o la sexualidad.
Las compulsiones o rituales aparecen como un mecanismo de intento de autocontrol, buscando sofocar las obsesiones, pero se generan unas rutinas que terminan por retroalimentar los efectos de aquellas.
“Todos sabemos complicar las cosas, pero sólo unos pocos son capaces de simplificarlas” (Friedrich Nietzsche)
Así, las obsesiones sobre temores en relación a la posibilidad de enfermar o contaminarse de alguna manera, dan paso a rituales de limpieza o desinfección de forma compulsiva. Las vinculadas con el orden darán paso a rutinas para colocar todo lo que nos rodea de una determinada manera e incluso siguiendo una concreta gama cromática. Las dudas obsesivas sobre el miedo a haber olvidado algo, llevarán a rituales de comprobación para cerciorarse si hemos cerrado la puerta al salir, si apagamos el gas o hemos cogido todo lo necesario para nuestro día de trabajo (móvil, cartera, documentación, etc). Con frecuencia también terminarán apareciendo unos determinados protocolos de repetición, cómo hacer las cosas rutinarias en un orden expreso, tocar ciertas cosas o salir de casa siempre pisando primero con el pie derecho.
La incorporación de esas rutinas terminarán por hacer más lento nuestro desempeño, no siendo capaces de eliminarlas aún no siendo necesarias en sí mismas. Lo cual añadirá un problema adicional a las compulsiones o rituales, y la propia obsesión que subyace tras ello.
“Todo debe estar ordenado en línea recta y siempre debe haber objetos que sean pares”. (David Beckham)
El conocido ex-futbolista, David Beckham, hizo publico, hace tiempo, que era uno de los afectados por “TOC” en el mundo y la forma en la que lo relató sirve de gran ejemplo a los conceptos explicados en estas lineas: «Tengo ‘Trastorno Obsesivo Compulsivo‘ y todo debe estar ordenado en línea recta y siempre deben ser pares. Cuando meto los refrescos en la nevera, deben ser números pares, si son impares quito uno y lo meto en un armario distinto. Si voy a un hotel, antes de relajarme, tengo que poner todos los panfletos y los libros que haya en la habitación dentro de un cajón. Todo debe estar impecable”.
Cualquier persona puede tener los pensamientos que desencadenan estos procesos. La diferencia entre una persona que padezca ‘TOC‘ por ellos, con una que no, está en cómo los maneja y el efecto que tienen un su estado mental y de ánimo.
“Siente el pensamiento, piensa el sentimiento” (Miguel de Unamuno)
Lo anterior nos pone a la vista la mejor opción para hacer frente a los efectos del ‘Trastorno Obsesivo Compulsivo’, poniendo el foco no en lo que sucede a nuestro alrededor, tampoco en los pensamientos que nos afloran, sino en que nos ocurre a nosotros con lo que sucede, incluidos esos pensamientos.
El mejor tratamiento con que hacer frente a un ‘Trastorno Obsesivo Compulsivo’ será trabajar la aceptación y el compromiso del afectado, como herramienta para controlar los miedos y temores subyacentes, para que esos pensamientos intrusivos recurrentes no desencadenen su ansiedad y sea consciente de lo que le sucede a partir de ellos, asumiendo el control de sus propias decisiones, de acuerdo a sus intereses y valores, redescubriéndose a sí mismo.
“¡Me estoy ahogando!…y tú me describes el agua” (frase de la película ‘Mejor imposible’
El objetivo no es eliminar esos pensamientos, sino que el afectado se libere de lo que se desencadena a partir de ellos, y es que cualquier persona es mucho más que sus pensamientos. Se debe sentir lo que se piensa y pensar lo que se siente, cumpliendo con la celebre afirmación de Miguel de Unamuno de “Siente el pensamiento, piensa el sentimiento”.
Dice el personaje de Melvin, en “Mejor imposible”, como descripción de la angustia en la que vive, que “¡Me estoy ahogando! …y tú me describes el agua”, y de lo que se trataría es de ayudar al afectado por “TOC”, espejándole con las preguntas adecuadas, para que, de forma autónoma, descubra la manera de afrontar su situación, lo que equivale, en esta expresión, a que recurra, metafóricamente, a la ‘hidratación necesaria’, en tiempo y forma, para ‘no llegar a sentirse ahogado’, siendo capaz de ‘beber agua’ por si mismo.
Y si él, tú o cualquier persona que conozcas necesita ayuda, en el camino de este reto, cuenta conmigo.
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