El halago es algo a lo que el común de los mortales reacciona bien y siempre esta preparado para ello, igual sucede con un ascenso laboral o simplemente con una bienvenida dentro de un colectivo, momento en el que lo que se desconoce en ese ámbito, es mucho más extenso que lo conocido.
La aceptación es la base del cambio.
Sin embargo una crítica recibida siempre llevará aparejada algún reparo aunque sea parcial, pareciendo que solo estamos preparados para el elogio, aún en cantidades modestas y condicionadas por el aspecto social de lo que se conoce como cortesía, con sus efectos distorsionadores y maquilladores de la realidad.
Se suele decir que el halago debilita y la crítica fortalece, aunque como casi todo en la vida depende del cómo y cuándo. Una crítica constructiva es un excelente medio para ayudarnos a incorporar cuestiones o aspectos que nos ayuden a mejorar nuestro estar siendo, mientras que un entorno con continuos halagos nos aleja de la mejora que siempre, con absoluta certeza, necesitamos.
La aceptación se trabaja de continuo y a diario.
Pocas cosas acreditan tanto la madurez de una persona como la aceptación de las críticas.
La aceptación se trabaja de continuo y a diario.
“Nada es más difícil que aceptarse uno mismo” (Max Frisch)
El deporte de competición nos brinda un gran ejemplo para trabajar la aceptación. En cualquier disciplina o modalidad deportiva que practiques, puedes poner en practica tus capacidades y habilidades frente a terceros, así podría darse el caso de que resultaras vencedor en una contienda o torneo entre los vecinos del edificio en el que vives …¡felicidades!, pero siempre habrá otro ámbito en el que serás vencido por alguien, quizás en el dominio de tu barrio o de tu ciudad, incluso de la provincia, región o comunidad autónoma. Y si no fuera así, sucederá dentro de tu país o a nivel internacional. Presentándose una potente paradoja con los deportistas de élite que consiguen ser campeones de Europa o del Mundo en determinada ocasión, pues, tras conseguirlo, habrá nuevas convocatorias de esos certámenes y otros contendientes lograrán ese hito, sucediendo a quien lo consiguió antes que ellos. Quien compite, busca su idealización y ganar, pero lo primero a trabajar es la aceptación de quien asume la gran norma de reconocer a quién les pueda vencer, y les vence, más allá de su propio objetivo marcado.
La aceptación no es resignación, sino una adecuada ponderación de lo que sucede en el ámbito del que participemos, en ocasiones podremos incorporar aprendizajes para nuestra mejora futura y otras veces, simplemente pero de forma importante, una equilibrada reflexión sobre la realidad del momento. La aceptación es la base del cambio.
«Una vez aceptemos nuestras propias limitaciones, iremos más allá de ellas« (Albert Einstein)
Muchas veces el ser humano se complica su vida y quehacer buscando la aceptación de los demás, pero el verdadero reto es alcanzar la propia aceptación sobre nosotros mismos, lo cual nos acercará el camino adecuado para alcanzar nuestra mejor versión, en la linea de lo afirmado por Albert Einstein, quien aseveró que ‘Una vez aceptemos nuestras limitaciones, iremos más allá de ellas’.
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