Cada mes de septiembre se reinicia un nuevo curso, escolar, laboral, empresarial, deportivo, etc… con nuevos planes, nuevos objetivos y nuevos retos.
Tras las vacaciones de verano llega el tiempo de hacer nuevos propósitos, cuidarse más, hacer dieta para quitarse algunos kilos de sobra, volver a retomar las clases de inglés y, desde luego, volver a apuntarse al gimnasio, pero sin quedarse ahí, sino siendo capaz de acudir con una periodicidad adecuada.
Cualquier profesional que trabaje en unas infraestructuras deportivas podrá confirmar que la mayor concentración de público en sus instalaciones se produce en los primeros días de septiembre, seguidos de los días de enero posteriores a la fiesta del día de Reyes.
Cualquier maratón comienza con un primer paso.
Sí, los propósitos se recargan con el inicio de cada nuevo periodo, sea lo que se inicie el año natural o el curso lectivo, pero …¿qué es lo que sucede, para que de ese entusiasmo no quede demasiado según pasan las primeras semanas y meses?, hasta vaciarse las salas de entrenamiento y las clases colectivas.
Hace algún tiempo tuve un compañero de trabajo, bastante mal hablado, aunque buena persona y con un gran corazón, que al iniciarse cada año nuevo se fijaba como reto conseguir no incluir en su vocabulario palabras mal sonantes, coloquialmente denominadas “palabrotas”; pero la realidad es que antes del quince de enero cejaba en su empeño, superado por el hecho que alguna de aquellas palabras conseguían ser pronunciadas por sus labios, sin ser capaz de controlarse, lo que hacía olvidar su propósito y así, un año tras otro.
“El secreto del éxito es la constancia en el propósito” (Benjamin Disraeli)
El recuerdo de ese caso sirve para ilustrar cuál es el secreto que se esconde en el camino de conseguir cualquiera de las metas indicadas en el inicio de estas lineas. Si se trata de no pronunciar palabrotas, el problema no será decir una tras fijar el reto, sino de trabajar, con constancia, el hecho de que no repitamos su uso, sin vencernos por el hecho, de haber roto nuestro compromiso, alguna vez, tras enunciarlo.
Si lo que queremos conseguir es el hábito de acudir con constancia a un gimnasio o a una práctica deportiva que nos ayude a mejorar nuestro estado físico general, el problema no será fallar un día, sino renunciar a nuestro objetivo por el simple hecho de no haber acudido a una o dos sesiones.
Alcanzar el hábito será lo verdaderamente importante y para ello la clave es no abandonar, perseverando en la rutina del entrenamiento, con disciplina y fuerza de voluntad.
“La mayoría de los hombres, no carecen de fuerza, sino de constancia” (Víctor Hugo)
¿Y cómo se alcanza esa perseverancia?, la respuesta para esa pregunta está directamente relacionada con el nivel de compromiso que tengas con el objetivo que te hayas marcado, si es importante y tiene verdadero sentido para ti, estarás perfectamente alineado en el camino de conseguir tu reto. Siendo consciente que para llegar a la meta final, será imprescindible que tengas definido un camino de minimetas, o objetivos parciales, cuya escala de consecución, poco a poco, te vaya retroalimentando.
Si septiembre es el punto de salida del recorrido en tu objetivo, para alcanzarlo, por ejemplo, en mayo o junio; deberías definir los puntos parciales por los que deberías pasar mes a mes, o trimestre a trimestre, como si del recorrido de un trayecto en un mapa se tratara.
Compartir ese compromiso con un tercero, quizás un amigo, un compañero o un entrenador que te asesore o guíe, te servirá de estimulo ante las dificultades que seguro se presentarán, unas veces en forma de tus propias excusas ante una larga jornada de trabajo o el cansancio acumulado, y otras ante un plan alternativo que, en el corto plazo y puntualmente, te apetezca más.
“La gota horada la piedra, no por su fuerza, sino por su constancia” (Ovidio)
Pero también sé razonable ante el objetivo marcado, que por un lado tiene que estar a tu alcance, siendo conseguible, pero por otro se debe situar fuera de tu zona de confort, requiriendo un verdadero esfuerzo de tu parte.
Una vez definido tu reto, identificado tu compromiso con él, recabados los testigos que te ayudarán en el camino (compañero, entrenador, etc…), programadas las sesiones, así como las minimetas a recorrer para alcanzarlo …la clave tendrá que ver contigo mismo y se define en constancia, constancia y constancia, ese es el único y verdadero secreto.
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