Leonardo, tras una larga carrera como profesor, había conseguido alargar su vida laboral gracias a las conferencias que impartía, todo empezó de manera casual, cuando Enrique, su amigo y compañero en las salidas de bicicleta de los fines de semana, le propuso participar en una especie de concurso de oradores, en el los candidatos debían cautivar a una audiencia durante diez minutos, sin más regla fija que sorprender, entretener e interesar lo suficiente a los asistentes para que el jurado formado al efecto se lo reconociera en la consiguiente votación.

De aquel evento salió premiado, pero lo mejor fue lo que vino a continuación, completando su natural predisposición a la palabra, la comunicación y la enseñanza, con ciertas recomendaciones prácticas que una vez implementadas, le abrieron el camino a que una agencia de ‘speakers’, aunque a él le gustaba ser calificado con el término de orador, le incluyera dentro de sus colaboradores.

 «Preparar una presentación sin el público en mente es como escribir un discurso de amor empezando con: ‘A quién le pueda interesar” (Ken Haemer)

Hablar en públicoEl hombre que era se acordó del niño que fué, y de la tartamudez que durante varios años afloró, en su primera época de colegio, a la hora de expresarse, quedándose pensando, abstraído, en las curiosas paradojas que encierra la vida, para en su caso, haber encontrado en la oratoria y en la capacidad de la comunicación un terreno del que disfrutar y crear valor añadido.

La tartamudez o disfemia es una dificultad en el habla, a la que, aproximadamente, un tercio de la población se enfrenta en el tiempo de su niñez, entre los 2 y 5 años. El trabajo con un especialista logopeda será el ámbito adecuado para su corrección, pero en ciertas ocasiones las razones de esa dificultad pueden tener que ver, exclusivamente, con un exceso de nervios o falta de confianza al expresarse, que con ayuda, autoestima y seguridad podrá ser superada, terrenos todos ellos en los que la psicología aplicada y el coaching son herramientas apropiadas.

«Normalmente me lleva más de tres semanas preparar un buen discurso improvisado» (Mark Twain)

Hablar en públicoEn general el acto de hablar en público puede percibirse como un desafío, y de hecho hay varias estadísticas oficiales (Instituto Nacional de la Salud Mental de Estados Unidos en 2015) que afirman que hasta un 75% de la población sufre nerviosismo y ansiedad ante el reto de dirigirse a un auditorio de forma pública, circunstancia que se conoce con el término ‘glosofobia‘ palabra procedente del griego, donde ‘gloso significa ‘lengua’ y ‘fobos’ es ‘miedo’. Aunque esa cifra no nos debe sorprender ya que investigaciones al respecto, como la realizada por Adecco, calculan que el 85% de los trabajadores en España no ha recibido ningún tipo de formación acerca de las técnicas de la oratoria.

Dice una conocida sentencia del filósofo griego Diógenes de Sinope que ‘el movimiento se demuestra andando y para adquirir el dominio de hablar en público es necesario lanzarse, aunque siempre desde un trabajo previo y el entrenamiento adecuado.

«Mi ambición es decir en diez frases lo que otros dicen en un libro» (Friedrich Nietzsche)

Suelo decir con frecuencia que ‘nada es más elaborado que la aparente improvisación’, y para presentar cualquier tema, desde una conferencia o ponencia, es necesario tener dominio sobre él y haberse documentado de forma eficaz, sin abordar en toda la amplitud el asunto, a fin de permitir al público participante que pueda preguntar sobre algunos puntos relacionados o sugeridos.

Hablar en público

Al preparar el contenido de una conferencia o ponencia, debes responderte a algunas preguntas previas, a fin de construir el argumento de forma ordenada, lo primero ¿Cuál es tu objetivo? y ¿Cuál es el mensaje? y a continuación ¿A quienes te vas a digerir?, ¿Cómo es el colectivo de asistentes?, ¿Qué querrías, en pocas palabras, que recordaran de tu presentación?, ¿Qué vas a utilizar para deslizar el objetivo de la conferencia?.

«Si tú no sabes qué quieres conseguir con tu presentación, tu audiencia tampoco lo sabrá» (Harvey Diamond)

Una vez elegido y centrado el contenido y el fondo, debes trabajar la forma y en ello hay que tener en cuenta varios aspectos:

  1. Elige algunas anécdotas o paradojas con cuyo uso quede reforzado el mensaje y tu objetivo.
  2. Dirígete a tu audiencia mirando a las caras de personas concretas, no pierdas la mirada en el infinito y emplea la sonrisa como recurso, especialmente en el momento inicial. Muévete con decisión. Viste de forma sobria y neutra, evita distracciones generadas con tu atuendo.
  3. En los dos o tres minutos iniciales genera la empatía del público, utiliza para ello algo que sorprenda para captar la atención, será el mejor comienzo.
  4. Cuida tu comunicación no verbal: los movimientos de manos, tu gesticulación, el uso de la mirada, la entonación de tu voz, etc… Sé minimalista con los movimientos, recuerda que, siempre, menos es más, evita moverte de un lado a otro. Dirígete a la audiencia de pie y con todo tu cuerpo visible, no permanezcas sentado o parcialmente oculto detrás de una mesa. Camina con seguridad.orador
  5. Trabaja la estructura de tu intervención, a partir de un argumento, organizándola incluyendo inicio o planteamiento, nudo y desenlace, con pequeñas claves que vinculen los diferentes puntos. Haz recapitulaciones frecuentes para reforzar las ideas centrales. Ten mentalmente claro tu esquema y visualízalo.
  6. No abuses de las presentaciones a través de ‘power point’ u otras herramientas, y mucho menos las utilices para ir leyendo lo que en ellas pone, utiliza alguna imagen pero recuerda que son material de apoyo y que nunca podrán sustituir tu propio mensaje.
  7. Evita ‘muletillas’ o frases hechas. Piensa en ideas y no en palabras.
  8. Se sugerente con el título que elijas para tu ponencia, debe resultar atractivo.
  9. Anima a la participación de los asistentes mediante preguntas, sugiere un cierto orden para ello, por ejemplo anotándolas para participar en un espacio conjunto de puesta en común.
  10. Se creativo y flexible para introducir algún tema de la actualidad en tu conferencia, ello la hará más cercana.
  11. Ten calma, respira y recuerda que ‘lo bueno, si breve, dos veces bueno‘.
  12. Realiza sesiones de entrenamiento o prueba ante familiares y amigos, solicitando su feedback, escuchándolo con mente abierta.
  13. Sé positivo. Con seguridad cometerás algún fallo, pero no te detengas en él y concéntrate en todo aquello que haces bien.

“Si tengo que dirigir un discurso de dos horas, empleo diez minutos en su preparación. Si se trata de un discurso de diez minutos, entonces me lleva dos horas” (Winston Churchill)

portadaDefine la RAE que la oratoria es el arte de hablar con elocuencia, aunque también se podría indicar que es la capacidad de saber comunicarse oralmente, con el objetivo de hacer llegar a una audiencia, de forma eficaz, unos determinados argumentos.

Como con toda habilidad, hay personas que tienen desarrollada ‘per se’ su capacidad, tal como era el caso de Leonardo, pero la buena noticia, la excelente noticia, es que con el aprendizaje apropiado y el entrenamiento adecuado se puede alcanzar un notable desarrollo en la oratoria y las pequeñas imperfecciones que se puedan presentar en un inicio, siempre serán superadas de acuerdo a la afirmación de Ralph Waldo Emerson: ‘Todo gran orador fue un mal orador en sus inicios‘. Exactamente como en todo en la vida.

 

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