Una característica de nuestro tiempo contemporáneo es la lucha por apropiarse del relato sobre lo sucedido, tanto si fue hace tiempo, como en el inmediato presente. Hasta el extremo de que lo importante no parece ser lo que ocurrió, sino lo que se cuente sobre lo sucedido. Sea como fuere, esta lucha por el relato tiene un factor consciente sobre imponer, de forma activa, una determinada perspectiva.

Sin embargo, y al margen de lo anterior, hay recuerdos falsos que afectan a la vida cotidiana de las personas, de todos nosotros, que terminan por imponerse como si hubieran ocurrido, formando parte de la realidad que nuestra memoria recoge, aún sin haberse registrado como ciertos en origen y sin una voluntad torticera de tergiversarla.

“La diferencia entre los recuerdos falsos y los verdaderos son lo mismo que las joyas: siempre son los falsos los que parecen más reales, los más brillantes.” (Salvador Dalí)

Para ilustrar la afirmación anterior, puedo referir el ejemplo de un antiguo compañero de excursiones montañeras, que, con mucha frecuencia, compartía sobre sus aventuras en el Atlas (Marruecos), siendo constante, y consistente, en la descripción de los detalles ‘vividos’ en esas cumbres, los cuales detallaba minuciosamente y con extrema pormenorización, aún sin haber pisado nunca ni el país marroquí, ni su principal cordillera montañosa.

En relación a la memoria humana todos tenemos casuísticas sobre el olvido de donde hemos dejado algo, o lo que pudimos hacer en un momento concreto, sin embargo la falibilidad de la memoria también afecta a la creación de recuerdos no sustentados en la realidad, sino concebidos por el hipocampo de nuestro cerebro, en una conjunción de factores como influencias externas, la sugestión o la exposición a información errónea.

“La memoria, como la libertad, es algo frágil.” (Elizabeth Loftus)

La memoria humana no actúa como una grabación exacta de los eventos vividos, con fidelidad absoluta. Es, más bien, un proceso dinámico que reconstruye lo sucedido, hasta el extremo de que se incorporan en nuestros recuerdos hechos no exactamente vividos, pero que, a base de la reiteración de su imagen, quedan grabados como sucedido, aunque en realidad no llegaran a ocurrir.

La potencia del cerebro humano es fascinante, pero seamos conscientes de que los recuerdos que quedan grabados en nuestra memoria no son, en sentido estricto, un registro exacto de los hechos sucedidos tal como fueron, sino que factores como relatos de terceros, confusiones, influencias externas, la exposición a información no exacta, incluso lo visto en una película o leído en un libro, así como lo perdurado en el tiempo a través de la tradición oral, a lo largo de varias generaciones. No se trata de poner en cuestión todo lo que nuestra memoria alberga, pero sí ser sensible, y consciente, de su complejidad y de lo inexacto que toda actividad humana tiene por característica esencial.

“Los recuerdos son engañosos porque están coloreados con los eventos del presente.” (Albert Einstein) 

Los recuerdos que quedan registrados en nuestra memoria son una amalgama compuesta de hechos reales y de interpretaciones personales sobre ellos, y en esa mixtura, entre objetividad y subjetividad, se construye la narración de la historia en la que componemos el relato de nuestra vida.

Tus recuerdos, tu memoria y, por supuesto, tu vida, te pertenecen, e igual sucede con los otros, con las personas con las que interaccionas. No intentes imponer tu perspectiva y se consciente de los diferentes prismas de cada uno de los demás, resultado de sus propios hitos y experiencias. 

“El hecho de que alguien crea que recuerda algo en detalle, con confianza y con emoción, no significa que realmente eso haya sucedido” (Elizabeth Loftus)

La complejidad de los recuerdos ya fue enunciada por Platón en la Teoría de la reminiscencia, hace veinticuatro siglos, según la cual adquirir conocimiento consiste en recordar, y la contemporánea psicóloga Elizabeth Loftus (1944), abunda en ello afirmando que “El hecho de que alguien crea que recuerda algo en detalle, con confianza y con emoción, no significa que realmente eso haya sucedido”.

 

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