El uso del concepto delQuiet quittingse ha extendido en el mundo de la empresa y los ambientes laborales, especialmente a raíz de lo vivido alrededor de la pandemia del coronavirus Covid-19, pero la realidad es que lo que se identifica con esas palabras, que en castellano se traducen por ‘Renuncia silenciosa’, es algo que ha pasado hace mucho tiempo, por no decir que sucede desde siempre.

Había una vez… una empresa, en la que, tradicionalmente, se reunía a todos sus trabajadores de forma anual, generalmente coincidiendo con la Navidad y el final de los ejercicios naturales. El presidente, que llevaba ya unos años en la responsabilidad, siempre incluía en sus palabras el reconocimiento a los empleados, enumerando los retos conseguidos en los últimos doce meses, afirmando a continuación que ello se debía al mejor de los activos con que contaba la compañía: sus trabajadores. Todo aquello terminaba por ser parte de los comentarios jocosos de unos y otros, camino de los nuevos retos del siguiente año, pero lo que es evidente es que el buen ambiente laboral, en aquella firma, era marca de la casa.

Un informe de Gallup sobre el estado de la mano de obra a nivel mundial, en 2022, reveló que sólo el 21% de los trabajadores estaban comprometidos con su trabajo.

Cualquier empleado, por su trabajo, percibe un salario económico, pero aquellos trabajadores también disfrutaban de lo que se llama orgullo de pertenencia, de un claro recorrido sobre su carrera laboral, de facilidades de formación, posibilidad de promoción interna, estabilidad y flexibilidad laboral. La clave era una política de largo plazo, sin cortoplacismos, de acuerdo a una estrategia predefinida. Quienes estaban en aquella plantilla se sentían parte de un proyecto común… y ganador.

Pero aquel ejemplo queda lejano y hoy sería una ‘excentricidad’ dentro de las empresas de nuestra sociedad productiva actual, hasta el extremo de que un informe de Gallup, sobre el estado de la mano de obra a nivel mundial en el año 2022, indica que solo el 21% de los trabajadores estaban comprometidos con su trabajo, reflejando, además, que sus niveles de estrés están en el punto más alto de los datos de la serie histórica.

“En los años 70, el psicólogo Walton (1973) subrayó la importancia de la calidad de la vida laboral como un elemento esencial para el éxito empresarial”

Hoy la política del corto plazo domina la gestión de Recursos Humanos, y los empleados notan una pérdida considerable en variables muy valoradas por ellos, como son las oportunidades para aprender y crecer, las posibilidades de promoción y de carrera profesional, así como la claridad de las expectativas, mientras se imponen la falta de reconocimiento, el burnout, el estrés, junto la sobrecarga de trabajo y la ausencia de una sistemática sobre como contribuir y aportar sus propias iniciativas. Los recortes de plantilla, y otros ajustes de todo tipo, han acrecentado la incertidumbre en sus posiciones dentro de la empresa y ello ha hecho germinar, con un crecimiento casi exponencial, el llamado ‘Quiet quitting’ o ‘Renuncia silenciosa’, que, básicamente, consiste en trabajar lo justo y necesario, para evitar ser despedidos, sin sentirse involucrados en el proyecto de la empresa más allá del horario laboral estricto. No supone dimitir directamente, pero se deshecha la idea de darlo absolutamente todo por el trabajo; se cumple con los deberes y obligaciones, pero permitiéndose otras prioridades, porque hay vida más allá del puesto de trabajo.

¿Dónde, y cómo, se gestó esta situación, de la ‘Renuncia silenciosa’?, ¿en empleados con expectativas demasiado elevadas respecto a sus puestos de trabajo y funciones? o ¿es consecuencia de un liderazgo no adecuado, por no decir pésimo?.

La pregunta es ¿Dónde, y cómo, se gestó esta situación, de la ‘Renuncia silenciosa’?, ¿en empleados con expectativas demasiado elevadas respecto a sus puestos de trabajo y funciones? o ¿es consecuencia de un liderazgo no adecuado, por no decir pésimo?.

Sea como fuere, la gestión de la ‘Renuncia silenciosa’ convive en un momento de un profundo cambio cultural en el mundo laboral, donde hay escasez de trabajadores cualificados, lo cual pone el foco en un necesario cambio de liderazgo en los mánagers con responsabilidades sobre equipos, trabajando, exactamente, en el sentido inverso en el que ha evolucionado la gestión de recursos humanos en años pasados, volviendo a ser necesario poner a las personas en el centro de las empresas.

“El trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento” (Victor Pauchet)

Algunas acciones concretas al respecto, son las siguientes:

  1. Se debe crear un sentido de comunidad, donde todas las partes de la empresa, y de sus diferentes personas, tengan posibilidad de participar y canalizar iniciativas, desarrollando el efecto de pertenencia.
  2. Reconocimiento expreso del buen desempeño, cuando algo está bien hecho, hay que enfatizarlo y loarlo; al tiempo, si hay algo que corregir, o censurar, debe hacerse en el momento en el que es oportuno y no fuera de contexto.
  3. Fomentar una cultura que desarrolle la autonomía y el empoderamiento.
  4. Establecer rutas para la promoción interna que permitan oportunidades de crecimiento y desarrollo.
  5. Fomentar los canales de comunicación, de forma abierta, que sirvan para que la estrategia sea compartida y común, al igual que la misión y los valores de la empresa.
  6. Promover el Equilibrio entre Vida Laboral y Personal (trabajo flexible, conciliación, días de salud mental, implantar el ‘team building’).
  7. Formar a sus líderes, tanto a los actuales, como a quienes les reemplazarán, el sentimiento de cantera es una gran fuente de energía para las organizaciones.

«La empresa exitosa es aquella en la que la gente quiere estar»

Quizás los tiempos de aquella empresa a la que nos referíamos en un párrafo anterior encabezado con ‘había una vez…”, no volverán nunca, pero los responsables de Recursos Humanos y los líderes de cualquier equipo con objetivos de producción tienen que reorientar sus prioridades para minimizar el efecto delQuiet quittingoRenuncia silenciosa que se ha convertido, con certeza, en una preocupación creciente para cualquier empresa y sus gestores de equipo, porque, volviendo a utilizar una frase ya mencionada en este blog en ocasiones anteriores, ‘La empresa exitosa es aquella en la que la gente quiere estar’.